
Me hace gracia
este link. Al final, con unas cuantas preguntas se adivina cualquier cosa que tengas en mente. Siempre nos sorprendemos de las enormes capacidades de nuestro cerebro, cuántas cosas inconscientes ocurren, el aprendizaje, etc... pero finalmente, otras cosas son extremadamente simples. Aqui van unos apuntes.
Un dato interesante: la mitad de los niños superdotados fracasan en los estudios. Ahora es cuando todo el mundo dice sobre sí mismo "ahora lo entiendo!!!". No. Sois fracasados normales y corrientes.
Otra cosa: La voz femenina provoca agotamiento en el cerebro masculino. Según el profesor Michael Hunter, de la Universidad de Sheffield (Gran Bretaña), el tono de la voz femenina posee sonidos más complejos que la masculina, por eso toma toda el área auditiva del cerebro masculino, mientras que la voz del hombre sólo ocupa el área subtalámica. De aquí que en muchas ocasiones las mujeres se quejen de que los hambres no las escuchan, ya que lo que hacen es "desconectar" por una razón puramente fisiológica.
Esto es una verdad incómoda. Todo el mundo lo sabe, aunque no conviene hablar de ello (sobre todo mujeres).
Una anécdota curiosa:
El señor P. era un eminente músico que había acudido a la consulta de un neurólogo porque tenía problemas para identificar las cosas de su entorno. En alguna ocasión le habían sorprendido dando palmaditas en la parte superior de las bocas de incendios creyéndolas cabecitas de niños o iniciando una conversación con el picaporte de una puerta. Tras la revisión, el señor P. salió de la consulta. De repente, se detuvo en seco, rodeó el coche y se dirigió al asiento que ocupaba su mujer, la agarró del cuello de la camisa y por las orejas e intentó ponérsela en la cabeza.
Se trata de un hecho real. En este caso concreto, el señor P. padecía una pérdida cognitiva aguda: su cerebro era capaz de ver, oír, sentir y escuchar perfectamente, pero no podía emitir juicios personales. Así, metía a su mujer en la misma categoría conceptual que un paraguas o un sombrero.
Al final, ellas pagan todos los platos rotos. Tócatelas otra vez, Sam.